jueves, 16 de julio de 2009

PACHECO AYER, MAÑANA Y SIEMPRE


UCSAR / Ambar Carvallo.- La Pastora tiene en su historia una rica herencia cultural, tradicional y anecdótica resaltante, en cada esquina, calle, casa, acera, local, restaurante y personajes, hay una memoria que lleva consigo una carga de sentimientos y hechos que han formado su idiosincrasia desde la “A” hasta la “Z”.

A principios del siglo XX existió un personaje que provenía de la localidad de Galipán a Caracas con una carreta llena de flores y arreado por tres burros característicos.

Él abandonaba el Cerro El Ávila en determinada temporada del año para decorar la ciudad con sus hermosas flores que eran producto de una cosecha desmesurada y aplicada en una zona donde el frío reina de manera ecuánime los 365 días del calendario Gregoriano.

Guásimo, Chola y Cachirulo eran las tres bestias que halaban sobre su presencia el peso de una exquisita variedad de olores y colores. A Pacheco no le gustaba Caracas para nada, la consideraba ruidosa, peligrosa, sucia, desordenada y cuna de bandidos en cada rincón.

Habían zagaletones en la ciudad que como reza la expresión popular “le mamaban gallo” por sus características físicas, expresiones y lenguaje; los mismos hasta utilizaban a los canes para hacerle pasar un susto a él y a sus inocentes burros.

Ahora sí llegó Pacheco

Existía un escándalo característico en la Puerta Caracas; la cual fue durante décadas la entrada a la capital y una zona relevante del acontecer diario de una Venezuela que apenas entraba al modernismo. Dicha algarabía ocasionaba activar a la “radio bemba” (expresión que denota transmitir personalmente un comentario) para difundir que con razón estaba haciendo tanto frío, puesto que, es noviembre ya bajó Pacheco de su morada.

Sin mediar palabras Pacheco vendía sus claveles, crisantemos, gladiolas y rosas, de a locha para arriba y sin descuento, porque el precio que marcaban era lo correspondiente a tan bellas obras de la naturaleza. Pacheco sólo vendía en Caracas, odiaba bajar a La Guaira; donde consideraba hacia mucho calor para su gusto, vendía en los meses fríos de noviembre, diciembre y enero, respectivamente.

La ruta de Pacheco era subir por el Camino de los Españoles y llegar a la capital por Puerta Caracas e ir directo a la plaza de La Pastora, donde se apostaba frente a la iglesia que era vestigio de sus ventas. Las campanas en secuencia mágica le anunciaban el transcurrir del día y aun retumba ese sonido imponente en Caracas. Después de iba a la avenida Baralt, principios de la Cota Mil y finales de la avenida Fuerzas Armadas.

Desde el chichero de la plaza, hasta la señora más chismosa le agradecían su presencia, porque el hecho de estar allí garantizaba que los calorones iban a cesar por un tiempo. Pacheco abandonó Caracas por allá en los años cuarenta, y sin lugar a dudas fue un símbolo para la capital y el oráculo de que mejores tiempos están por venir. En la actualidad todavía se le rinde tributo y permanece firme en la memoria de los venezolanos.
Fuentes: Datos importantes obtenidos gracias a un artículo Publicado por Claudio Nazoa en el diario El Nacional.
- Sr. Víctor Zambrano habitante y propietario de la "Tienda Caracas" en La Pastora.
Fotos: Cortesía de Google Images.
Montaje: Ambar Carvallo.

1 comentario:

  1. Lindo tu blog. ME gusta sobre todo la escogencia de los personajes, variados, interesantes. Sigue adelante con tu blog. Cuidado con la redacción de los textos, pillé por ahí un par de errorcillos ortográficos. Insisto en esto porque eres una comunicadora, y esto de la ortografía es esencial. Como nota definitiva tienes 18.

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